La Teoría de la Relatividad de Einstein en objetos supermasivos.

Primeras pruebas de la Teoría de la Relatividad General de Einstein realizadas con éxito cerca de un agujero negro supermasivo.
Esta ilustración muestra la trayectoria de la estrella S2 una medida que se acerca al agujero negro supermásivo del centro de la Vía Láctea. Cuando está muy cerca del agujero negro, el fuerte campo gravitatorio hace que el color de la estrella se desplace ligeramente hacia el rojo, un efecto de la teoría de la relatividad general de Einstein. En este gráfico se han exagerado tanto el efecto del color como el tamaño de los objetos para mayor claridad. Crédito: ESO / M. Kornmesser.

ESO culmina así 26 años de observaciones del corazón de la Vía Láctea. Gracias a observaciones llevadas a cabo con el VLT (Very Large Telescope) de ESO, se han podido confirmar, por primera vez, los efectos predichos por la relatividad general de Einstein sobre el movimiento de una estrella que pasa por el intenso campo gravitatorio que hay cerca del agujero negro supermasivo del centro de la Vía Láctea. Este resultado tan buscado representa el punto culminante de una campaña de observación de 26 años con los telescopios de ESO en Chile.

Esta ilustración muestra la trayectoria de la estrella S2 una medida que se acerca al
agujero negro supermásivo del centro de la Vía Láctea. Cuando está muy cerca del
agujero negro, el fuerte campo gravitatorio hace que el color de la estrella se desplace
ligeramente hacia el rojo, un efecto de la teoría de la relatividad general de Einstein.
En este gráfico se han exagerado tanto el efecto del color como el tamaño de los objetos
para mayor claridad. Crédito: ESO / M. Kornmesser.


El agujero negro supermasivo más cercano a la Tierra, oscurecido por espesas nubes de absorbente polvo, se encuentra a 26.000 años luz de distancia, en el centro de la Vía Láctea, Sagitario A*. Este monstruo gravitatorio, con una masa cuatro millones de veces la del Sol, está rodeado por un pequeño grupo de estrellas orbitando a su alrededor a gran velocidad. Este ambiente extremo (el campo gravitatorio más potente de nuestra galaxia), es el lugar perfecto para explorar la física de la gravedad y, en concreto, para probar la teoría de la relatividad general de Einstein.

Nuevas observaciones infrarrojas llevadas a cabo con los instrumentos GRAVITY [1], SINFONI y NACO, extremadamente sensibles e instalados en VLT (Very Large Telescope) de ESO, han permitido a los astrónomos seguir a una de estas estrellas, llamada S2, a medida que pasaba muy cerca del agujero negro durante mayo de 2018. En el punto más cercano esta estrella estaba a una distancia de menos de 20.000 millones de kilómetros del agujero negro y se movía a una velocidad superior a 25 millones de kilómetros por hora, casi un tres por ciento de la velocidad de la luz [2].

Esta simulación muestra las órbitas de las estrellas muy cerca del agujero negro supermasivo
en el centro de la Vía Láctea. Una de estas estrellas, llamada S2, orbita cada 16 años y, en
mayo de 2018, pasaba muy cerca del agujero negro. Es un laboratorio perfecto para probar
la física de la gravedad y, específicamente, la teoría de la relatividad general de Einstein.
Crédito: ESO / L. Calçada / spaceengine.org.


El equipo comparó las medidas de posición y velocidad de GRAVITY y SINFONI respectivamente, junto con observaciones anteriores de S2 con otros instrumentos, con las predicciones de la gravedad newtoniana, la relatividad general y otras teorías de la gravedad. Los resultados no concuerdan con las predicciones newtonianas y encajan perfectamente con las predicciones de la relatividad general.

Estas medidas extremadamente precisas fueron hechas por un equipo internacional liderado por Reinhard Genzel, del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE) en Garching (Alemania), junto con colaboradores de otras partes del mundo (el Observatorio de París–PSL, la Universidad Grenoble Alpes, el CNRS, el Instituto Max Planck de Astronomía, la Universidad de Colonia, la institución portuguesa CENTRA – Centro de Astrofísica y Gravitación y ESO). Las observaciones son la culminación de una serie observaciones del centro de la Vía Láctea, las más precisas hechas nunca, y llevadas a cabo a lo largo de 26 años con instrumentos de ESO [3].

La obtención de imágenes cercanas a la red principal de GRAVITY, el instrumento
recientemente instalado en el Very Large Telescope de ESO en Chile. Durante las
primeras observaciones, GRAVITY logró combinar con éxito la luz estelar empleando
los cuatro Telescopios Auxiliares. Crédito: consorcio ESO / GRAVITY.


"Es la segunda vez que hemos observado el paso cercano de S2 alrededor del agujero negro en nuestro centro galáctico. Pero, esta vez, debido a que contamos con mejor instrumentación, pudimos observar la estrella con una resolución sin precedentes”, explica Genzel. "Nos hemos estado preparando intensamente para este evento durante varios años, ya que queríamos aprovechar al máximo esta oportunidad única de observar los efectos relativistas generales".

Las nuevas medidas revelan claramente un efecto llamado desplazamiento al rojo gravitacional. La luz de la estrella se desplaza a longitudes de onda más largas por el fuerte campo gravitatorio del agujero negro. Y el cambio en la longitud de onda de la luz de S2 coincide precisamente con la predicha por la teoría de la relatividad general de Einstein. Es la primera vez que esta desviación de las predicciones de la teoría newtoniana de la gravedad, más simple, se ha observado en el movimiento de una estrella alrededor de un agujero negro supermasivo.

VLT / SINFONI (Espectrógrafo para observaciones de campo integrales en el infrarrojo cercano).
Crédito: ESO.
El equipo utilizó SINFONI para medir la velocidad de S2 acercándose y alejándose de la Tierra, y el instrumento GRAVITY, instalado en el VLTI (el Interferómetro del VLT) para hacer medidas extraordinariamente precisas de la posición cambiante de S2 con el fin de definir la forma de su órbita. GRAVITY crea imágenes tan precisas que puede revelar el movimiento de la estrella de noche a noche a medida que se acerca al agujero negro (a 26.000 años luz de la Tierra).

"Nuestras primeras observaciones de S2 con GRAVITY, hace unos dos años, ya demostraron que tenemos el agujero negro ideal para usarlo como laboratorio", agrega Frank Eisenhauer (MPE), Investigador Principal de GRAVITY y del espectrógrafo SINFONI. "Durante el acercamiento, podíamos incluso detectar el débil resplandor alrededor del agujero negro en la mayoría de las imágenes, lo que nos permitió seguir a la estrella en su órbita con mucha precisión: esto, en última instancia, nos llevó a la detección del desplazamiento al rojo  gravitacional en el espectro de S2".

Más de cien años después de publicar su artículo en el que se establecían las ecuaciones de la relatividad general, Einstein ha demostrado estar en lo cierto una vez más, y esta vez, ¡en un laboratorio mucho más extremo que el que posiblemente podría haber imaginado!

Todos los días, antes de que comiencen las observaciones, cada telescopio se somete a
un arranque completo durante el cual se verifica cada una de sus funciones, como un
avión antes del despegue. Aquí, Yepun, el cuarto Telescopio de Unidad, se está
preparando para pasar la noche. El instrumento visible en el foco Nasmyth es NaCo.
Crédito: ESO.
Françoise Delplancke, jefa del Departamento de Ingeniería de Sistemas en ESO, explica el significado de las observaciones: "Aquí, en el Sistema Solar, sólo podemos probar las leyes de la física ahora y bajo ciertas circunstancias. Por lo tanto, en astronomía, es muy importante comprobar que estas leyes también son válidas allí donde los campos gravitatorios son mucho más fuertes".

Se siguen realizando observaciones y se espera que estas confirmen muy pronto otro efecto relativista,  una pequeña rotación de la órbita de la estrella conocida como precesión de Schwarzschild, a medida que S2 se aleja del agujero negro.

Xavier Barcons, Director General de ESO, concluye: "ESO ha trabajado con Reinhard Genzel y su equipo de colaboradores en los estados miembros de ESO durante más de un cuarto de siglo. Fue un gran desafío desarrollar instrumentos únicos, capaces de realizar estas delicadas y precisas medidas, e instalarlos en el VLT en Paranal. El descubrimiento anunciado hoy es el apasionante resultado de una importante colaboración".

Notas
[1] GRAVITY fue desarrollado por una colaboración formada por el Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (Alemania), LESIA del Observatorio de París– PSL/CNRS/Universidad de la Sorbona/Universidad París Diderot e IPAG de la Universidad Grenoble Alpes/CNRS (Francia), el Instituto Max Planck de Astronomía (Alemania), la Universidad de Colonia (Alemania), la institución portuguesa CENTRA – Centro de Astrofísica y Gravitación (Portugal) y ESO.

[2] S2 orbita el agujero negro cada 16 años en una órbita altamente excéntrica que la lleva a su interior unos 20.000 millones de kilómetros, 120 veces la distancia de la Tierra al Sol (unas cuatro veces la distancia entre el Sol y Neptuno), en su aproximación más cercana al agujero negro. Esta distancia corresponde a unas 1.500 veces el radio de Schwarzschild del propio agujero negro.

[3] Las observaciones del centro de la Vía Láctea deben realizarse en las longitudes de onda más largas (en este caso infrarrojas) ya que las nubes de polvo entre la Tierra y la región central absorben la luz visible.

Información adicional.
Este trabajo de investigación se ha presentado en el artículo científico titulado “Detection of the Gravitational Redshift in the Orbit of the Star S2 near the Galactic Centre Massive Black Hole“, por la Colaboración GRAVITY, y aparece en la revista Astronomy & Astrophysics el 26 de julio de 2018.

El equipo de la Colaboración GRAVITY está formado por: R. Abuter (ESO, Garching, Alemania); A. Amorim (Universidad de Lisboa, Lisboa, Portugal); N. Anugu (Universidad de Oporto, Oporto, Portugal); M. Bauböck (Instituto Max Planck de Física Extreterrestre, Garching, Alemania [MPE]); M. Benisty (Univ. Grenoble Alpes, CNRS, IPAG, Grenoble, Francia [IPAG]); J.P. Berger (IPAG; ESO, Garching, Alemania); N. Blind (Observatorio de Ginebra, Universidad de Ginebra, Versoix, Suiza); H. Bonnet (ESO, Garching, Alemania); W. Brandner (Instituto Max Planck de Astronomía, Heidelberg, Alemania [MPIA]); A. Buron (MPE), C. Collin (LESIA, Observatorio de París, Universidad PSL de Investigación, CNRS, Universidades de la Sorbona, UPMC Univ. París 06, Univ. París Diderot, Meudon, Francia [LESIA]); F. Chapron (LESIA), Y. Clénet (LESIA); V. Coudé du Foresto (LESIA); P. T. de Zeeuw (Observatorio de Leiden, Universidad de Leiden, Leiden, Países Bajos; MPE); C. Deen (MPE); F. Delplancke-Ströbele (ESO, Garching, Alemania); R. Dembet (ESO, Garching, Alemania; LESIA); J. Dexter (MPE), G. Duvert (IPAG); A. Eckart (Universidad de Colonia, Colonia, Alemania; Instituto Max Planck de Radioastronomía, Bonn, Alemania); F. Eisenhauer (MPE); G. Finger (ESO, Garching, Alemania); N.M. Förster Schreiber (MPE); P. Fédou (LESIA); P. Garcia (Universidad de Oporto, Oporto, Portugal); R. Garcia Lopez (MPIA); F. Gao (MPE); E. Gendron (LESIA); R. Genzel (MPE; Universidad de California, Berkeley, California, EE.UU.); S. Gillessen (MPE); P. Gordo (Universidad de Lisboa, Lisboa, Portugal); M. Habibi (MPE); X. Haubois (ESO, Santiago, Chile); M. Haug (ESO, Garching, Alemania); F. Haußmann (MPE); Th. Henning (MPIA); S. Hippler (MPIA); M. Horrobin (Universidad de Colonia, Colonia, Alemania); Z. Hubert (LESIA; MPIA); N. Hubin (ESO, Garching, Alemania); A. Jimenez Rosales (MPE); L. Jochum (ESO, Garching, Alemania); L. Jocou (IPAG); A. Kaufer (ESO, Santiago, Chile); S. Kellner (Instituto Max Planck de Radioastronomía, Bonn, Alemania); S. Kendrew (MPIA, ESA); P. Kervella (LESIA; MPIA); Y. Kok (MPE); M. Kulas (MPIA); S. Lacour (LESIA); V. Lapeyrère (LESIA); B. Lazareff (IPAG); J.-B. Le Bouquin (IPAG); P. Léna (LESIA); M. Lippa (MPE); R. Lenzen (MPIA); A. Mérand (ESO, Garching, Alemania); E. Müller (ESO, Garching, Alemania; MPIA); U. Neumann (MPIA); T. Ott (MPE); L. Palanca (ESO, Santiago, Chile); T. Paumard (LESIA); L. Pasquini (ESO, Garching, Alemania); K. Perraut (IPAG); G. Perrin (LESIA); O. Pfuhl (MPE); P.M. Plewa (MPE); S. Rabien (MPE); J. Ramos (MPIA); C. Rau (MPE); G. Rodríguez-Coira (LESIA); R.-R. Rohloff (MPIA); G. Rousset (LESIA); J. Sanchez-Bermudez (ESO, Santiago, Chile; MPIA); S. Scheithauer (MPIA); M. Schöller (ESO, Garching, Alemania); N. Schuler (ESO, Santiago, Chile); J. Spyromilio (ESO, Garching, Alemania); O. Straub (LESIA); C. Straubmeier (Universidad de Colonia, Colonia, Alemania); E. Sturm (MPE); L.J. Tacconi (MPE); K.R.W. Tristram (ESO, Santiago, Chile); F. Vincent (LESIA); S. von Fellenberg (MPE); I. Wank (Universidad de Colonia, Colonia, Alemania); I. Waisberg (MPE); F. Widmann (MPE); E. Wieprecht (MPE); M. Wiest (Universidad de Colonia, Colonia, Alemania); E. Wiezorrek (MPE); J. Woillez (ESO, Garching, Alemania); S. Yazici (MPE; Universidad de Colonia, Colonia, Alemania); D. Ziegler (LESIA) y G. Zins (ESO, Santiago, Chile).

ESO es la principal organización astronómica intergubernamental de Europa y el observatorio astronómico más productivo del mundo. Cuenta con el respaldo de quince países: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, el Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza, junto con el país anfitrión, Chile. ESO desarrolla un ambicioso programa centrado en el diseño, construcción y operación de poderosas instalaciones de observación terrestres que permiten a los astrónomos hacer importantes descubrimientos científicos. ESO también desarrolla un importante papel al promover y organizar la cooperación en investigación astronómica. ESO opera en Chile tres instalaciones de observación únicas en el mundo: La Silla, Paranal y Chajnantor. En Paranal, ESO opera el Very Large Telescope, el observatorio óptico más avanzado del mundo, y dos telescopios de rastreo. VISTA (siglas en inglés de Telescopio de Rastreo Óptico e Infrarrojo para Astronomía) trabaja en el infrarrojo y es el telescopio de rastreo más grande del mundo, y el VST (VLT Survey Telescope, Telescopio de Rastreo del VLT) es el telescopio más grande diseñado exclusivamente para rastrear el cielo en luz visible. ESO es el socio europeo de un revolucionario telescopio, ALMA, actualmente el mayor proyecto astronómico en funcionamiento del mundo. Además, cerca de Paranal, en Cerro Armazones, ESO está construyendo el ELT (Extremely Large Telescope), el telescopio óptico y de infrarrojo cercano de 39 metros que llegará a ser “el ojo más grande del mundo para mirar el cielo”.

Las traducciones de las notas de prensa de ESO las llevan a cabo miembros de la Red de Divulgación de la Ciencia de ESO (ESON por sus siglas en inglés), que incluye a expertos en divulgación y comunicadores científicos de todos los países miembros de ESO y de otras naciones.

El nodo español de la red ESON está representado por J. Miguel Mas Hesse y Natalia Ruiz Zelmanovitch.

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Tlf.: +49 (89) 30 000 3980
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• Publicado en ESO el 26 de julio del 2.018, enlace noticia.

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