Las flores de vientos estelares podrían deberse a estrellas compañeras.

 El proyecto a gran escala ATOMIUM se está llevando a cabo en colaboración con el conjunto ALMA (Atacama Large  Millimeter/submillimeter Array), que se encuentra en Chile y del que ESO es socio. El proyecto tenía como objetivo mapear los vientos estelares que soplan de alrededor de una docena de estrellas gigantes rojas, un objetivo ambicioso hecho posible gracias a la espectacular resolución de ALMA. Se esperaba que estos vientos estelares, que a veces son millones de veces más fuertes que los de nuestro Sol, fueran esféricos, como las estrellas madre de las que son expulsados.

El proyecto ATOMIEl a gran escala en curso ATOMIUM se está llevando a cabo en colaboración con el conjunto ALMA (Atacama Large Millimeter / submillimeter Array), que se encuentra en Chile y del que ESO es socio. El proyecto tenía como objetivo mapear los vientos estelares que soplan de alrededor de una docena de estrellas gigantes rojas, un objetivo ambicioso hecho posible gracias a la espectacular resolución de ALMA. Se esperaba que estos vientos estelares, que a veces son millones de veces más fuertes que los de nuestro Sol, fueron esféricos, como las estrellas madre de las que son expulsados. Sin embargo, los investigadores no observaron vientos estelares esféricos, sino algo muy diferente. Como se ve en la imagen superior (que muestra los vientos alrededor de una estrella llamada R Aquilae), el equipo descubrió que, en todos los casos, los vientos estelares no eran esféricos, sino que tenían diferentes formas, incluyendo algunas que se asemejaban a los delicados pétalos de una rosa. Los patrones vistos en los vientos estelares tienen un sorprendente parecido con los de las nebulosas planetarias. El equipo de investigación, dirigido por Leen Decin desde KULeuven (Bélgica), propuso que el responsable de la forma de los vientos estelares de las estrellas gigantes rojas es un proceso conocido como interacción binaria. Como su nombre indica, la interacción binaria implica dos objetos. La teoría es que los vientos estelares logran su forma debido a la influencia de otra estrella o de un planeta gigante. Los vientos estelares son los precursores de las nebulosas planetarias y la aparente similitud en sus estructuras indica que la física que da forma a los vientos estelares también da forma a las nebulosas planetarias y, por lo tanto, esa interacción binaria es el agente clave que talla las morfologías de las nebulosas planetarias. Crédito: ALMA (ESO/NAOJ/NRAO), Decin et al.

Sin embargo, los investigadores no observaron vientos estelares esféricos, sino algo muy diferente. Como se ve en la imagen superior (que muestra los vientos alrededor de una estrella llamada R Aquilae), el equipo descubrió que, en todos los casos, los vientos estelares no eran esféricos, sino que tenían diferentes formas, incluyendo algunas que se asemejaban a los delicados pétalos de una rosa. Los patrones vistos en los vientos estelares tienen un sorprendente parecido con los de las nebulosas planetarias.

El equipo de investigación, dirigido por Leen Decin desde KULeuven (Bélgica), propuso que el responsable de la forma de los vientos estelares de las estrellas gigantes rojas es un proceso conocido como interacción binaria. Como su nombre indica, la interacción binaria implica dos objetos. La teoría es que los vientos estelares logran su forma debido a la influencia de otra estrella o de un planeta gigante. Los vientos estelares son los precursores de las nebulosas planetarias y la aparente similitud en sus estructuras indica que la física que da forma a los vientos estelares también da forma a las nebulosas planetarias y, por lo tanto, esa interacción binaria es el agente clave que talla las morfologías de las nebulosas planetarias.

Crédito: ALMA (ESO/NAOJ/NRAO), Decin et al.

• Publicado en ESO el 21 de septiembre del 2020, enlace publicación.

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