El núcleo de la Tierra no se ha «parado» ni ha cambiado el sentido de giro

En realidad, el estudio publicado el pasado 23 de enero expone que el núcleo ha reducido su velocidad con respecto a la corteza y los especialistas afirman que su posible efecto en la duración de los días no es apreciable

El trabajo del Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Pekín no expone que el núcleo de la Tierra se haya “parado”, sino que ha ralentizado su giro, y ahora coincide con la velocidad del resto de las capas internas del planeta. Y, aunque esto podría tener un efecto en la duración de los días, sería “imperceptible” para nosotros.

Estructura de la Tierra a escala. De Kelvinsong - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=24037782

El núcleo de la Tierra no se ha “parado”, solo se ha ralentizado ligeramente

El núcleo es la capa más interna de la Tierra y consiste en una esfera de hierro y níquel de 1.220 kilómetros de diámetro, rodeada por el núcleo externo, con la misma composición pero en estado fundido. Seguidamente les envuelve el manto y la corteza, sobre la que vivimos. 

Alberto Molina y Pablo Rivera, ambos investigadores en geofísica de la Universidad Complutense y el Instituto de Geociencias (IGEO-CSIC), explican que estudios anteriores habían visto que el núcleo giraba ligeramente más rápido que el manto y la corteza terrestre, algo que se conoce como superrotación.

“Si hubiésemos podido mirar hacia abajo y ver el núcleo, este iría adelantándonos poco a poco, a razón de 1 grado cada 10 años, aproximadamente”, señalan Molina y Rivera

La novedad que expone el estudio al que hacen referencia los mensajes es que el núcleo se habría ralentizado hasta alcanzar la misma velocidad de rotación que las capas más externas. “Los datos del nuevo artículo muestran que hacia el año 2009, esta superrotación del núcleo dejó de existir, es decir, el núcleo redujo su velocidad de rotación hasta hacerse igual a la del manto y la corteza”, afirman los investigadores. 

A partir de ese momento, el núcleo ya no adelanta a la superficie en su rotación, sino que están “quietos” uno en relación al otro, pero continúan girando, ahora al mismo ritmo. Como aclaran Molina y Rivera en la página web del CSIC junto a su colega Marina Puente Borque, también investigadora del IGEO, estas diferencias de velocidades relativas son muy pequeñas. 

“Pensemos, como ejemplo, que vamos por la autopista a 120 km/h y nos adelanta otro coche a 121 km/h. Por la ventanilla veremos que nos va adelantando poco a poco. Si ahora el otro vehículo frena y se pone a 120 km/h lo veremos inmóvil junto a nuestro coche, aunque sigue moviéndose, al igual que nosotros”, escriben.

El núcleo de la Tierra ni se ha “parado” ni ha cambiado el sentido de giro

Para llegar a estas conclusiones, los autores del estudio examinaron terremotos originados en las Islas Sandwich del Sur, en la zona sur del Océano Atlántico y analizaron la señal registrada en un observatorio de Alaska, al otro lado del planeta. En concreto, midieron el tiempo que tardaban en llegar las ondas que habían atravesado el núcleo terrestre siguiendo siempre las mismas trayectorias.

“Observaron que las ondas tardaban un tiempo distinto en cruzar el núcleo en diferentes épocas. Distintas zonas del núcleo pueden tener distintas propiedades, lo que hace que a las ondas les tome más tiempo cruzar unas zonas que otras, así que llegaron a la conclusión de que si el tiempo de viaje de las ondas cambiaba con los años es porque el núcleo interno se estaba adelantando a la corteza”, afirman Molina, Rivera y Borque en la página web del CSIC. 

Es decir, si para ondas emitidas y registradas en los mismos puntos de la superficie obtenemos resultados distintos según la época, significa que las ondas están atravesando zonas distintas del núcleo. Por lo tanto, el núcleo está girando a una velocidad distinta que la superficie de la Tierra. 

Además, Molina y Rivera recalcan a Newtral.es que los autores del estudio tampoco concluyen que el núcleo interno “haya cambiado su sentido de giro”, como se ha comentado en las redes sociales. “Lo que sí estiman es que puede empezar a rotar a una velocidad algo menor que el manto y la corteza debido a este frenado”, es decir, que si se ve desde la superficie podría parecer que cambia su sentido de rotación, pero solo desde esta perspectiva. 

Este ligero cambio en la velocidad de rotación del núcleo no es la primera vez que sucede. Los datos muestran otro suceso similar en la década de 1970. Así, según lo que propone el trabajo, la superrotación del núcleo podría aumentar y disminuir de forma más o menos periódica cada 70 años.

Puede afectar a la duración de los días, pero de forma “imperceptible”

Los investigadores también explican que el hecho de que el núcleo de la Tierra haya frenado ligeramente puede afectar a la duración de los días, pero nosotros no seremos capaces de percibirlo. 

“Lo primero, cuando hablamos del giro de la Tierra, nos referimos a la corteza y el manto, ya que ambos están acoplados y rotan a la misma velocidad. Por otro lado, la presencia de un núcleo externo líquido hace que el núcleo interno pueda rotar “libremente” con respecto al manto y la corteza”, afirman Molina y Rivera. 

Sin embargo, esta rotación no es en realidad del todo libre. Entre este núcleo interno y el resto del planeta existe un acoplamiento gravitatorio y electromagnético, de forma que su rotación y la del resto del planeta mantienen un cierto equilibrio. “Las fluctuaciones en este equilibrio, como el que se expone en el estudio, afectan a la rotación de la Tierra, modificando la longitud del día”, añaden.

Pero los investigadores subrayan que estas variaciones son “muy pequeñas” y el impacto sobre la duración de los días debido al núcleo interno, “no tiene consecuencias perceptibles para nosotros”. “No obstante, sí aporta a los geofísicos un mayor conocimiento sobre los complejos mecanismos que afectan a la dinámica de nuestro planeta”, indican.

¿Qué pasaría si el núcleo de la Tierra realmente se detuviese?

Además, Molina y Rivera destacan que no es posible que el núcleo de la Tierra “se pare así como así”. “Hay que tener presente que estamos hablando de una esfera sólida de hierro de 2 440 km de diámetro y 100.000 trillones de kilogramos”, señalan.

Según los investigadores del IGEO-CSIC, si mágicamente el núcleo interno se detuviese de repente sí que sería perceptible para nosotros, ya que se generaría “una gran turbulencia en el núcleo externo, que es fluido, y cuyo movimiento genera el campo magnético terrestre”. 

“El cambio en los movimientos del núcleo externo alteraría el campo magnético que, recordemos, nos protege de partículas cargadas que llegan del espacio. Por otro lado, ese frenazo se transmitiría al manto y después a la corteza terrestre, frenando también estas capas”, explican. 

Según creen los geofísicos, probablemente en la corteza las grandes tensiones producirían rupturas y terremotos y la fricción “podría fundir materiales bajo la superficie propiciando erupciones volcánicas”. “Después de unos miles o millones de años, el planeta volvería a encontrar el equilibrio con todas sus capas rotando a una velocidad similar”, comentan optimistas Rivera y Molina.

Pero ambos recalcan que no es algo posible que se produzca “de un día para otro”, como ha circulado en redes sociales.

Fuentes

Declaraciones a Newtral.es de Alberto Molina y Pablo Rivera, investigadores en geofísica de la Universidad Complutense y el IGEO-CSIC

Publicación en la revista ‘Nature’ del 23 de enero de 2023, enlace artículo.

Página web del CSIC

Publicación en NewTral el 26 de enero del 2023, enlace publicación.

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